Venezuela sufrió un
duro revés con la decisión de la Corte Internacional de Justicia en su
reclamación sobre el territorio Esequibo. La decisión de la CIJ era de esperar,
más aun, tomando en consideración las presiones geopolíticas y económicas que
rodean esta pretensión. Por una parte, está la timorata política exterior del
gobierno venezolano, que se acentuó con las sanciones internacionales. Por la
otra, las presiones ejercidas por las transnacionales petroleras, a favor de
Guyana.
Si bien es
cierto, que todos los venezolanos
tenemos el deber de defender la soberanía. También es cierto, que en los
últimos años nuestro territorio ha sido víctima de una invasión silenciosa, en
muchos casos con la complicidad de las autoridades. Parte de la guerra que vive
Colombia, se trasladó a Venezuela. Los grupos estructurados de delincuencia
organizada Bacrim, ELN, FARC disidencias, están dispersos en muchas regiones
del país. A esto se suma, la presencia en algunos estados del país, de miembros
del Cartel de Sinaloa, un grupo criminal mexicano extremadamente violento, y
que decir de los garimpeiros de Brasil.
La grave situación interna de seguridad que vive actualmente el país no es producto de
la casualidad. Tampoco pretendamos culpar al imperio de todos nuestros males. Uno
de los grandes responsables, es Tarek El Aissammi, quien durante su estadía en
la ONIDEX junto a Hugo Cabezas, ceduló y emitió pasaportes a miles de extranjeros. Entre estos estaban
colombianos, chinos y árabes, muchos eran trabajadores; otros, eran delincuentes y posibles grupos terroristas.
Ese fue el gran legado que se nos dejó con la famosa y cuestionada Misión
Identidad.
El
conflicto territorial con Gran Bretaña y Guyana por el Esequibo es de vieja
data.
Dentro de este
contexto, los gobiernos venezolanos a lo largo de la historia, se han
caracterizado por la indolencia, el miedo y la negligencia, en lo que a los
temas fronterizos se refiere. Una de los referentes más notorios es el Tratado
de Demarcación de Fronteras y Navegación de los ríos comunes entre Colombia y
Venezuela de 1941. López Contreras bajo el cobarde argumento de evitar una guerra con
Colombia, les entregó 200.000 km2 de la
margen izquierda del Orinoco, y 108.000
km2 de la Península de la Guajira.
En medio de tantos
desaciertos de la política exterior venezolana figura la rebelión del Rupununi (1969), región ubicada en el
Esequibo que estuvo a punto de anexarse a Venezuela, gracias a la valiente
actitud de la esequibana Valerie Paul Hart. Sin embargo, Raúl Leoni,
hombre de naturaleza vacilante, presidente adeco para la época,
prefirió
eludir su compromiso con los rebeldes esequibanos, y dejarlos a su suerte a
pesar de haberles dado apoyo y entrenamiento militar.
En
la actualidad
Según cifras
aportadas por el FMI, Guyana ocupa el
segundo puesto en el mundo, con un pronóstico de crecimiento de 25,2% para 2023.
Debido a esto, muchas empresas
transnacionales continúan explotando enormes reservas de petróleo en el país
sudamericano. Se trata de 11.000 millones de barriles que prometen transformar
la economía agrícola y minera de Guyana en una potencia petrolera.
Ahora bien, si
evaluamos de manera objetiva la actual situación con Guyana, qué posibilidades
tiene Venezuela de ganar la disputa territorial del Esequibo, por la vía legal.
¿Qué camino le queda para recuperar la
zona en reclamación? ¿Estará el país en
condiciones de ir a una confrontación armada? Más aún, si tomamos en
consideración muchos de nuestros oficiales; así como, la tropa, actualmente
deben rebuscarse con otros trabajos para sobrevivir. A esto cabría valorar, si los altos mandos de la FANB tendrán la
moral y la capacidad militar, para llevar a cabo una intervención militar en
Guyana.
Mientras una parte de la cúpula del PSUV, busca desesperadamente reconciliarse con sectores radicales de la oposición y gobiernos extranjeros; gran parte de su militancia, sufre los embates de la crisis económica. La corrupción y el nepotismo han permeado todos los sectores de la vida nacional, y la política exterior no se escapa de ese fenómeno. La cancillería en los últimos años, ha sido asaltada por profanos e inexpertos, lo que ha llevado al actual desorden en el manejo de las relaciones internacionales.
Nuestro país ha perdido gran parte de su territorio a consecuencia de la política errática ejecutada por sus Cancilleres quienes al parecer, no han podido ser lo bravíos y valientes que se dice somos los venezolanos en nuestra canción Patria y han optado por hacer mutis, voltear la vista hacia otro lado y luego hacerse las víctimas del imperialismo al cual le guiñan el ojo.
En
suma,
Sería conveniente que
el gobierno nacional y las fuerzas vivas del país, evaluarán cuál sería la
posición política deberían asumir, y estimarán el probable apoyo de nuestros
“aliados” Rusia y China en caso de una confrontación. Pues, para nadie es un secreto, que desde
hace años empresas como: Total, Repsol, Anadarko, Rosneft Exxon,
Hess y la china CNOOC vienen explotando crudo en las aguas que reclama
Venezuela. Por lo tanto, ante la posibilidad de cualquier aventura militar, con fines
políticos y electorales, bien vale aplicar
la conseja que Chávez nos enseñó: revisión, reflexión y rectificación.
#Esequibo "Venezuela #CIJ
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